¿Por qué no puedo dejar de pensar en él?
-¿Qué se supone que haces ahí tumbada?
-Pensar...
-No deberías hacerlo, eso siempre causa problemas.-Las dos reímos -¿Quieres algo de cenar? Iba a prepararme una ensalada, ¿la hago para dos?-
-Vale.-Digo sin ganas. Me levanto y me dirijo hacía la cocina, me siento en el taburete, y frunciendo el ceño, me miro los dedos de las manos.
-¿Todavía sigues pensando en él?
-Puede ser.
-Yo sigo diciéndote que tiene algo que no me gusta.-
-Ya me lo has dicho tantas veces, que me lo voy acabar creyéndome.-No es que me lo crea, es que losé, lo he visto con mis propios ojos, y es horrible...-
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